lunes, 22 de julio de 2013

SOBRE LA MUERTE DEL PRESIDENTE HUGO CHAVEZ


Han transcurrido algunos meses desde la muerte del presidente de Venezuela Hugo Rafael Chávez Frías. Un agresivo desarrollo cancerígeno, con epicentro en la pelvis y avance metastásico a otros órganos del cuerpo acabó con su vida. Fue un destructor letal e irreversible, contra el que nada pudo la experiencia médica más avanzada al respecto, como la cubana. ¿Por qué y cómo ocurrió eso? Hipotéticamente se puede llegar a conclusiones con un alto porcentaje de acierto.


Su muerte era deseada por diversos individuos y sectores a quienes molestaba su radicalidad socialista, en contravía al individualismo y los intereses creados. Le faltaba mucho por hacer, de acuerdo a sus ideales, dadas las circunstancias de la proclividad al egoísmo manifiesto en el grueso de la sociedad venezolana y en un amplio sector burocrático (por ello mismo ineficiente y desleal). A pesar de esas circunstancias había hecho cosas importantes, tendentes a mejorar los niveles de convivencia de su nación: reforma agraria redistributiva; nacionalización de las riquezas naturales, entre ellas los hidrocarburos; implementación de la educación y la salud como bienes públicos en todos los niveles; etc. Además, fiel a su ideario socialista, sus esfuerzos por apoyar las causas de pueblos estorbosos a los intereses del capitalismo gringo y sus asociados, y la promoción de la unidad de las naciones latinoamericanas y del Caribe, en torno a intereses económicos y culturales, no era visto con buenos ojos por los neocolonialistas y  expoliadores de riquezas ajenas. 


Fue declarado objetivo de muerte. Imposible es soslayarlo. El primer comprometido con dicho propósito era el poder gringo (combinación maleable de capital y Estado), acicateado, a la vez, por los áulicos venezolanos, colombianos, y otros afines. Para tal fin intentaron varias acciones, mecánicas y reiterativas, ya practicadas contra diferentes gobernantes contrarios a los intereses anti-sociales de dominación y privilegios; con éxito en unos casos y fracaso en otros: Fidel Castro de Cuba, Jaime Roldós de Ecuador, Omar Torrijos de Panamá, Salvador Allende de Chile, entre otros. De los cuatro, como se sabe, el único que ha superado el escollo ha sido Fidel Castro, pese al persistente asedio programado y financiado por la organización rectora de esas acciones. Los presidentes Roldós y Torrijos, murieron en circunstancias parecidas haciendo derribar los helicópteros donde viajaban. Al presidente Allende le boicotearon el gobierno, mediante un montaje direccionado por diversos agentes internos del capitalismo chileno, que contaron con el apoyo logístico indispensable del poder gringo afectado por las nacionalizaciones del gobernante socialista.


El gobierno estadounidense, fiel a su estatus de gran potencia, posee la organización de intriga y espionaje más grande que potencia alguna haya tenido: la CIA (Agencia central de inteligencia). A esta entidad le adjudica altísimos rubros del presupuesto nacional, permitiéndole maniobrar en todos los campos de la actividad social, tanto a nivel interno como en otros países. Medios de comunicación, políticos profesionales, educadores, científicos, escritores, artistas, militares, gobernantes, funcionarios, dirigentes religiosos, etc., son vinculados de diversas maneras (mediante estipendio, soborno, o coacción) para ejecutar acciones o aportar elementos que beneficien los intereses del poder paraestatal, del mismo Estado, y de sus aliados en determinadas circunstancias. En esa línea de acciones el trabajo investigativo de carácter científico tiene gran relevancia para sus logros, y para ello cuenta con un conjunto de científicos en diferentes frentes trabajando para la organización. Uno de esos frentes está en la Física y ciencias afines, o vinculantes en determinados momentos, como pueden ser la Biología y la Medicina.


En el campo de la física el conocimiento de lo nuclear es bastante amplio para el gobierno de Estados Unidos, desde un poco antes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, lo que le permite establecer variadas aplicaciones de la fisión y la fusión nuclear en pequeña y gran escala; conociendo, por ejemplo, los efectos y consecuencias en entornos naturales, estructuras y seres vivos. Según los requerimientos esas aplicaciones son permitidas a las dependencias que las necesiten en determinadas operaciones, desde exclusivamente científicas hasta militares. En el caso particular de la CIA, su utilización debe reunir determinadas características para ciertas operaciones regularmente encubiertas. Sin embargo, lo atómico y sus intimidades físicas, actúa como un lábil genio que puede obedecer a la vez que destruir a su propio amo. Los alcances de sus efectos y consecuencias son inconmensurables en todas las variantes. Sólo algunas se conocen, en particular en lo que atañe a los humanos, desde efectos destructivos en gran magnitud, como en los actos genocidas sobre Hiroshima y Nagasaki; las consecuencias continúan progresivamente en los entornos, los humanos y demás especies.


Una de las consecuencias más impactantes en el organismo humano es la anomalía denominada cáncer, que conlleva a una desorganización estructural y de relación de las células en todos sus aspectos. Entre quienes la han padecido, por contacto directo o indirecto con el causal, se encuentran muchas personas: Marie Curie, la física polaca, investigadora de la radiactividad, que como consecuencia por el contacto permanente con elementos altamente radiactivos en sus investigaciones de laboratorio, en especial el Uranio, comenzó a presentar afecciones orgánicas de diverso tipo; manifestaciones etiológicas subsecuentes de la anemia aplásica que la llevó a la muerte. – Los actores estadounidenses John Wayne y Susan Hayward a consecuencia de un rodaje cinematográfico en el desierto de Utah, cerca a un campo de pruebas nucleares, fueron afectados por las partículas radiactivas latentes en esa área. Ambos murieron afectados de cáncer; igual destino corrieron varios de los participantes en ese rodaje. – Al igual que los anteriores muchos habitantes  de áreas cercanas, y no tan cercanas, a las plantas nucleares de Chernóbil en Ucrania y Fukushima en Japón, han presentado afectaciones cancerígenas. En los anteriores casos, como en Hiroshima y Nagasaki, aún el efecto cancerígeno sigue presente tanto en humanos como en otros seres vivos.

Tales circunstancias, claro está, han sido estudiadas por los científicos estadounidenses, primordialmente en el campo de la física y la relación del cáncer con la radiactividad. Lo que les ha dado pautas para un manejo y control, relativos, de dicha dinámica particular (partículas subatómicas) con determinados propósitos y objetivos en pequeña y gran escala, bajo determinadas condiciones de seguridad y acierto, según observaciones previas. Esto le ha permitido, seguramente, al poder gringo diseñar el dispositivo apropiado para usar la radiactividad con el objetivo de eliminar enemigos estratégicos y de sus intereses, individualmente.

Es probable que en ciertas cumbres realizadas en Suramérica, entre las que se destaca alguna realizada en Chile, a la cual asistieron tirios y troyanos, pero igual pudo haber sido en Argentina o Brasil, estuviese el agente encargado de disparar el haz radiactivo que penetró en la región pélvica del presidente Chávez. Dicho haz, a diferencia de otro cualquiera que regularmente se propaga sin dispersión, debido a la inestabilidad de las partículas subatómicas tiene la tendencia a dispersarse afectando el entorno; esto explica, en cierto modo, las coincidentes afecciones cancerígenas que presentaron los presidentes de Brasil, Argentina y Paraguay, luego de estar junto al presidente Chávez de manera momentánea en una de dichas reuniones, posiblemente para la toma de la foto del recuerdo. Sólo que, a diferencia de aquellos, el presidente Hugo Chávez Frías recibió en forma directa, perpendicular, la mayor parte de la descarga radiactiva.